jueves, 3 de diciembre de 2015

Horror en el Orient Express 5

Parece que hemos pillado carrerilla en la campaña. Resumen de la partida de este último finde. Spoilers.

DÍAS LLUVIOSOS EN VENECIA
Tras el enfentamiento con los Hermanos de la Piel de Milán los investigadores necesitaban descansar urgentemente para tratar de recuperarse un poco de sus heridas. Decidimos que (por su trasfondo) uno de los personajes tuviera un amigo propietario de un tranquilo balneario no muy lejos de Verona y fue allí donde decidieron esconderse por unos días.
Además del necesario descanso algunos jugadores pudieron aprovechar la ocasión para estudiar los documentos relacionados con los Mitos conseguidos hasta ahora. Con unos pocos puntos más de vida y unos pocos menos de cordura partieron hacía su siguiente destino: Venecia
(Antes de marcharse también acordaron esconder en el balneario las dos piezas del simulacro recuperadas hasta este punto)

La llegada a la ciudad de las góndolas se produjo en mitad de un frio y lluvioso día de invierno, clima que no cambiaría durante toda su estancia allí. Buscaron alojamiento en un buen hotel y se prepararon para seguir la pista que tenían: una de las piezas fue comprada por un tal Conde Gremanci alrededor de 1800 y sus descendientes eran los propietarios de una conocida fábrica de muñecas y autómatas con más de trescientos años de antigüedad.


No les costó trabajo encontrar la dirección de la fabrica usando una guía turística pero visitarla no les reportó nada de interés pues el actual cabeza de la familia Gremanci se mostró tosco y poco colaborador alegando que era un ocupadísimo hombre de negocios. Sin embargo una de los sobrinos (mucho más amistoso y hospitalario) invitó a los personajes a comer en su casa junto a su mujer, su mamma y toda su descendencia. La multitudinaria comida sirvió a los investigadores para descubrir que la factoría de muñecas actual (junto a San Marcos) no era la original pues la antigua fábrica (ubicada en un barrio poco turístico y parcialmente abandonado) llevaba más de 50 años cerrada.
La conversación con la familia les alertó también de que el viejo edificio tenía fama de casa embrujada pues a principios del siglo XIX, el Conde se vio envuelto en una serie de muertes y extraños sucesos que giraban alrededor del viejo negocio. Los jugadores pudieron contrastar esta información en la hemeroteca de la Biblioteca Marciana.

Colarse en la fábrica abandonada fue sencillo, llovía a cantaros y los edificios cercanos estaban abandonados o eran viejos almacenes de aparejos de pesca. Pese a que todo estaba en muy mal estado consiguieron encontrar un viejo archivo (donde se conservaban los documentos más antiguos dentro de tubos de bronce) y gracias a las fechas que sacaron de la hemeroteca deducir que el Conde Gremanci compró en 1797 una "pierna izquierda de porcelana"  a un soldado de Napoleón para en 1810 usarla en la reparación de una estatua en un conocido palacio del Gran Canal: El Palazzo Rezzoniani.

¿Era posible que una de las piernas del simulacro llevara más de cien años a la vista del todo en mundo hábilmente "injertada" en una estatua de un lugar tan turístico? No tuvieron tiempo de pensar mucho en esto pues en ese momento unos extraños seres, mitad humanos y mitad peces, salieron de las aguas y les atacaron. La lucha fue complicada sobre todo para aquellos que consiguieron mantener la calma (una de las investigadoras se puso a comer lodo en medio de un ataque de pánico) pero por suerte ahuyentaron a los monstruos con sus armas.


La sesión culminó con una nueva incursión nocturna, esta vez al Palazzo Rezzoniani. Rápidamente dedujeron que la estatua "dañada por un rayo" debería estar en la torre del reloj y no les fue difícil subir y recuperarla. Sin embargo constataron que además de tener que enfrentarse a los peligrosos hermanos de la piel  parece que desde París los está siguiendo un enemigo mucho más terrible... El conde de Fenalik.

Siguiente parada Trieste

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