lunes, 24 de octubre de 2016

Edad Oscura; Sesión 11

La sesión número once fue un tanto especial pues marcó el cierre de un capitulo en la crónica. El conflicto entre el Príncipe de Durham y uno de sus primogénitos (el del clan Brujah) tenía los días contados y el choque de poderes entre antiguos se precipitó cuando el Brujah traicionó abiertamente a la ciudad y se alió con los hombres-lobo que habían desembarcado en Northumbria ("camuflados" entre el ejército Vikingo).


Así la sesión transcurrió completamente dentro de las defensas de la ciudad. Todos los vampiros de la región (personajes incluidos) se atrincheraron dentro de Durham mientras "extrañas manadas de lobos" acechaban por los alrededores amenazando a cualquiera que se atreviera a abandonar la seguridad de sus muros. El ejercito mortal de Durham parecía insuficiente para enfrentarse en campo abierto a los escandinavos así que se solicitó ayuda urgente al rey y a otros señores feudales de la región (y con toda seguridad a otros príncipes vampíricos) , instándoles a que movilizaban a sus soldados lo antes posible en auxilio de la ciudad.


La tercera noche tras el desembarco, cuando se temía que los vikingos (y los lobos) pudieran intentar un asalto en toda regla sobre Durham, el líder vampiro convocó a todos los cainitas en el Eliseo para poner en marcha su plan. Todos los presentes fueron obligados a firmar con su sangre en un Pergamino de Fidelidad, una especie de documento imbuido con un poderoso efecto de Dominación que aseguraba la obediencia absoluta al príncipe durante el resto de la noche. Una vez los Ventrue se aseguraron que todos los cainitas presentes serían leales, se obligó a la primogénita toreador a usar su poderes de Presencia para Convocar al traidor inmediatamente en el Eliseo.

Sin duda el primero de los Brujah no esperaba esta reacción por parte de su enemigo. La invocación de la toreador era demasiada poderosa como para resistirse durante mucho tiempo así que apenas pudo reunir a unos cuantos de sus aliados (algún vampiro leal que le quedaba y varios hombres-lobo) y acudir con premura hacia "su príncipe".


 Esa noche las calles de Durham se tiñeron de rojo. Los antiguos lucharon a muerte en el Eliseo mientras los personajes se enfrentaban a un segundo grupo de hombres-lobo que se había colado y pretendía llegar hasta el castillo. El resto de cainitas, sobre todo los no combatientes, se esforzaban en mantener la primera tradición, aunque resultaba casi imposible mantener La Mascarada ante tanto despliegue de habilidades sobrenaturales. Muchas de las tradiciones fueron rotas esa noche pero nada parecía importar cuando se tiene una amenaza tan grande a las puertas.

 Ni siquiera el poderoso Brujah pudo resistir durante mucho tiempo los poderes combinados de los otros antiguos así que finalmente hincó la rodilla y fue destruido por su traición. Los personajes fueron recompensados por su lealtad a la ciudad (unos más que otros) y fueron testigos de cómo las hordas vikingas eran expulsadas en poco tiempo gracias al ataque combinado de las ciudades sajonas y a la puesta en escena del oro Ventrue, que sin duda compró muchas lealtades entre los caudillos escandinavos.

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