Pues sigo con poco tiempo para escribir así que otra vez se me han juntado dos sesiones de juego que comento muy brevemente.
EN LA SESIÓN 6... Tras llegar al laboratorio Illicido abandonado y superar los dos primeros niveles los personajes dedicaron casi toda la partida a completar la exploración del complejo subterráneo. Junto a lo que parecía una sala de disecciones, encontraron varias gemas acompañadas de grandes recipientes de cristal que contenían cerebros y cuerpos de especímenes de diferentes razas (drows, duergar, bestias, humanos...). Todos ellos conservados en un extraño líquido.
Avanzaron un poco más y sin darse cuenta se metieron en un nivel protegido por un campo antimagia por lo que los guardianes del nivel (un elemental de fuego y otro de barro) estuvieron a punto de acabar con un par de personajes. Sin embargo consiguieron replegarse y volver atrás donde pudieron preparar un plan que les permitiera superar a los enemigos con un apoyo muy limitado de los lanzadores de conjuros (clérigo duergar y nigromante drow)
Al final consiguieron pasar y encontraron lo que habían ido a buscar que no era otra cosa que un cristal psíonico con magníficas propiedades y que además no "emite" ningún tipo de magia.
El resto de la sesión la pasaron en el Bazar de Menzoberranzan gastando el tesoro que han ido acumulando.
EN LA SESIÓN 7... Para esta sesión he usado el argumento de la partida (de Pathfinder) El amanecer del Sol Escarlata que tan amablemente ha traducido Humuusa para Archiroleros. No quiero desvelar demasiado aunque si podéis leer la introducción adaptada y algunos personajes
Durante los pasados días una serie de extraños asesinatos se han sucedido en "las calles hediondas" el barrio más marginal de Menzoberranzan . Un asesino acecha en las calles y cada vez que Narbondel apaga su luz aparece una nueva víctima mutilada en un callejón. Hasta la fecha se han descubierto cuatro cuerpos y aunque todos son drows caídos en desgracia (entre ellos había incluso una antigua clériga que perdió el favor de la Reina Araña) la guardia de la ciudad teme que estos hechos puedan llegar a los oídos de algún noble importante. Kasadei es la capitana de la guardia en esa zona y cree que su cabeza peligraría si alguna madre matrona piensa que ha dejado prosperar algún tipo de Herejía en las calles que debe vigilar.
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